EL HOMBRE DE LA CÁMARA
(Dziga
Vertov, 1929)
“un experimento que contrasta la vida tal como es, vista por el ojo de la cámara”
.
Película que toma como punto de partida la vida soviética de un día cualquiera por
San Petersburgo donde la ciudad moderna y la cámara del cine comparten los papeles protagonistas.
El hombre de la cámara fue un experimento visual se caracteriza por una serie de escenas que muestran situaciones que se contraponen entre sí dotandole de un lenguaje único donde no existe una
continuidad de tiempo ni espacio, donde se puede apreciar el uso de
distintos ángulos que muestran diferentes caras de una misma situación y a la
vez distintas situaciones contraponiéndose entre sí. Vertov llamaba a este tipo de imagenes “frases fílmicas”van alternándose unas a otras, de este modo, se produce una identificación entre el vértigo de la modernidad urbana y sus contrastes sociales y económicos, con el proceso mismo de la documentación y edición cinematográfica.
Vertov convierte el lente
de la cámara en ojo humano, captando todo a gran velocidad tal como lo hace la
visión, mostrando fragmentos de situaciones que a simple vista carecen de
lógica.
Este
documental está inscrito dentro de lo que el autor denominó “Cine-ojo”, que más
que una proposición técnica, es una actitud filosófica ante el fenómeno
cinematográfico. De modo que el “cine-ojo” no es sólo el nombre de un grupo de
cineastas, El cine ojo es explicación del mundo visible,
aunque sea invisible para el ojo desnudo del hombre.
El “cine-ojo”
utiliza todos los medios de rodaje al alcance de la cámara y todos los medios
de montaje posibles. La cámara no era para Vertov un mero instrumento mecánico
de registro, sino una prolongación vital de sus ojos que le permitía expandir
su percepción y trascender los horizontes. Convirtió a la cámara en un personaje dentro del film.